Este lunes se dictó la sentencia en el juicio donde se juzgó el crimen de Priscila Paz, ocurrido en julio del 2018, mediante la cual el Tribunal, integrado por los jueces Eduardo Romero Lascano, Guillermo Puig y Patricio Prado, encontró culpables por privación ilegítima de libertad y homicido y condenó a prisión perpetua a Walter Patricio “Borolo” Miranda, Facundo Damián “Cancán” Miranda y Víctor Hugo “Tutuy” Carabajal.
Además, dictó penas de tres años por el delito de privación ilégitima de libertad para Vanesa Argota y Yanina Rojas, en tanto que Juan José “Salteño” Gómez, Franco Ogas y Luciana Alderete fueron absueltos por los jueces.
Tanto para la familia como para la Fiscalía que intervino en el juicio, la sentencia no se ajustó al desarrollo del mismo, motivo por el cual podrán apelar le fallo para que sea revisado por un Tribunal de Alzada. En sus alegatos, la representante del Ministerio Público Fiscal había pedido condenas de prisión perpetua para 7 de los acusados del crimen de Priscila Paz. "Todos la atacaron alevosamente, haciéndola padecer sin que pudiera defenderse", fueron las palabras de la fiscal Estela Giffoniello durante su exposición final el pasado viernes.
Giffoniello pidió entonces condenas de prisión perpetua para Juan José Gómez, Facundo Miranda, Walter Miranda, Franco Ogas, Paola Rojas, Vanesa Argota (cómo coautores) y Victor Carabajal (cómo participe necesario) de los delitos de privación ilegítima de la libertad y homicidio agravado por alevosía y ensañamiento. Mientras que para Luciana Alderetes, solicitó una condena por el delito de encubrimiento.
Según la teoría que el MPF expuso en el juicio, a las 7.30 del 22 de julio de 2018, Priscila salió de su trabajo, un hotel en la ruta 301. En esas circunstancias, fue interceptada y llevada hasta una vivienda del barrio Ampliación Elena White, donde la mantuvieron cautiva y la despojaron de su celular. Los captores, la golpearon salvajemente. Para hacer desaparecer su cuerpo, lo cargaron en una camioneta y lo depositaron, tiempo después, en una finca de caña ubicada en San Pablo, donde fue hallado el 31 de julio.
