Tras casi una década de lucha judicial, la Justicia de Tucumán dictó este jueves una sentencia contundente en una causa de alto perfil que involucra a miembros del círculo empresarial de la provincia. Franco Trapani, director de la reconocida firma citrícola FGF Trapani S.A, y Álvaro Rodríguez fueron hallados culpables del delito de abuso sexual agravado y condenados a 10 y 8 años de prisión, respectivamente.
El fallo representa un triunfo significativo para Carolina Monteros, la denunciante, quien persiguió la justicia por un hecho ocurrido en 2016. En aquel entonces, Monteros, de 19 años, fue víctima de un secuestro y posterior abuso por parte de los dos hombres tras salir de una fiesta en Tafí Viejo, un caso que conmovió a la opinión pública local.
La causa, que estuvo marcada por prolongadas demoras —señaladas por la querella como una posible “revictimización institucional”— culminó con un juicio oral iniciado a principios de octubre. La influencia económica y política de los acusados fue un tema recurrente durante el proceso, sugiriendo una posible injerencia en la lentitud de la investigación.
El tribunal ordenó el cumplimiento inmediato de las penas. No obstante, se espera que las defensas de los condenados presenten recursos de apelación ante instancias superiores, dando inicio a una nueva fase del proceso judicial.
Al conocer la sentencia, Carolina Monteros, hoy de 28 años, expresó su alivio y fortaleza. “Me siento de pie”, declaró, simbolizando el fin de un extenuante camino legal que demandó nueve años de lucha desde aquel 3 de julio en que su vida cambió para siempre.
Según relató la víctima, la noche de ese sábado salió a un boliche en Tafí Viejo. El regreso fue una trampa. Un auto, la complicidad de quienes la rodeaban y la llegada a una casa de la que no pudo escapar. La denuncia por violación contra Trapani y Rodríguez abrió un expediente judicial que, lejos de protegerla, la expuso a más violencia. Una violencia que ya conocen quienes deciden denunciar.
Desde el primer día, Carolina enfrentó un sistema que pareció más preocupado por proteger a los acusados que por garantizar justicia. El robo de su celular en fiscalía, las constantes dilaciones, las presuntas maniobras de las familias de los imputados: todo jugó a favor de la impunidad. El fiscal Washington Navarro Dávila, que estuvo a cargo de la investigación en un primer momento, pidió el sobreseimiento sin que la prueba médica legal haya sido incorporada en el expediente. Dos años y medios demoró en ser incorporada una prueba fundamental. Durante años la causa quedó paralizada. Carolina pasó de la ilusión de una respuesta rápida al peso insoportable de una espera interminable.
“Franco Trapani es director en FGF TRAPANI S.A, una de las principales empresas citrícolas de Tucumán. Desde que ingresó en la empresa en 2007, no paró de ascender: de director management and industrial Sales en 2016 hasta actualmente Director. A pesar de la denuncia en su contra, la empresa lo promovió sistemáticamente y lo transformó en Director de la empresa hace un año y 8 meses”, escribió el periodista Sebastián Lorenzo Pisarello.
El juicio comenzó el 1 de octubre y se desarrolló en un tribunal unipersonal presidido por el juez Antonio Nicolás Gutiérrez, con la fiscal Marta Ignacia Jerez de Rivadeneira en representación del Ministerio Público Fiscal. La letrada había solicitado una pena de 10 años de prisión. En tanto que la querella, llevada adelante por el abogado Carlos Garmendia, había solicitado 20 años para los acusados. Finalmente, el juez de la causa se inclinó por el planteo del MPF.