El Frente de Izquierda y los Trabajadores es un espacio que propone, como regla general, un gobierno de trabajadores, anticapitalista y anti-imperialista. Promueven la soberanía nacional, el no pago de la deuda externa (fundamentalmente con el FMI), el fin de las relaciones con potencias imperialistas (Estados Unidos a la cabeza), nacionalización de la banca y los servicios públicos, un modelo industrial basado en fortalecer las pequeñas y medianas empresas, control de precios y del tipo de cambio, y control de los libros contables de las multinacionales y empresas más poderosas por parte de los trabajadores.
En política agraria, promueven la atomización de la producción y el reparto equitativo de las tierras productivas. Promueven una reforma laboral y previsional que permita un mínimo de ingresos que cubra la canasta familiar ($2 millones) y una reforma tributaria con impuestos progresivos (paga más el que más posee).
En cuanto a sus dirigentes, son representantes de la lucha obrera y popular, de las minorías, del feminismo y de los sectores sindicales más combativos. Claramente están en las antípodas del modelo que propone el actual presidente Javier Milei.