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El radioteatro renace en una emisora de Concepción

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Radio Victoria de la ciudad del Sur emite todos los días la “Difunta Correa” en un formato que prácticamente desapareció hace décadas.

Los nostálgicos todavía recuerdan la sensación que despertaban obras como “El León de Francia”. El multifacético Hugo Villagarcía es el impulsor de la vuelta de los melodramas radiales.

El radioteatro, fue en Tucumán y en el país una expresión artística y comunicacional única que cautivó a miles de personas y que tuvo su auge entre las décadas del 30 y del 40, cuyo declive empezó con la llegada de la televisión a principios de los años 50.

Importantes obra como “El León de Francia”, que era encabezado por el reconocido actor Armando de Oliva, "El galleguito de la cara sucia", "Los árboles mueren de pie", "Adiós, mister Chips", "Cumbres borrascosas", "La malquerida", “Nazareno Cruz y el Lobo”, entre otras, fueron algunos de los títulos que por entonces entretuvieron a los oyentes en la tardes tucumanas.

La emoción, la risa, los silencios, las voces, las lágrimas, los efectos sonoros, formaban parte de un mundo casi mágico donde el receptor era el encargado de construir, día a día, las historias que se emitían por las radios de amplitud modulada.

Sin embargo el negocio no estaba en salir al aire, sino en las giras que realizaban las compañías por diferentes localidades del interior donde ponían en escena la obra. Entonces la familia podía ver a sus personajes y revivir la historia en vivo y en directo.

En la búsqueda de temas y fórmulas de segura repercusión, la radio se nutrió de la novela popular. Con una variedad tal que mezclaba novelas de capa y espada, de aventuras, policiales e históricas con la novela sentimental que terminara imponiéndose en la década del 50. Pero el género se diversificó todavía más. Surgió un radioteatro infantil; un radioteatro familiar y costumbrista; un radioteatro dirigido a un público de clase media predominantemente femenino que gustaba de las historias de amor con final feliz y finalmente la línea gauchesca.

Voces, efectos sonoros producidos en forma precaria pero verosímil, música, un buen melodrama y la imaginación, sólo eso fue necesario para crear y dar vida a un género que obligó a algunas tiendas por ejemplo en Buenos Aires a transmitir la radionovela en sus locales y así evitar la baja de las ventas en el horario en que salía al aire.

En la era HD, radio Web, Internet, redes, televisión digital y satelital y demás formatos audiovisuales parece paradójico escuchar un producto que si bien fue un éxito en el mundo antes de la aparición de la televisión, hoy pueda escucharse en una radio del interior de la provincia. Tal es el caso de la obra “La Difunta Correa”, que se emite, desde las 14, por radio Victoria 104.5 mhz, de Concepción.

“Se me ocurrió reflotar el radioteatro porque me críe con esas historias que mantenían atrapada, todas las tardes, a la familia. Eran grandes actores con construían con sus voces y guiones muy bien diseñados, increíbles historias que te hacían reír y llorar, solamente haciéndonos volar con la imaginación”, contó a 200, Hugo Villagarcía, propietario de la emisora.

La aparición de la televisión, a partir de 1950, dio un giro presuntamente inmodificable en la vida y las costumbres de los argentinos. Se dice que la TV constituye una ventana abierta al mundo, cuya realidad se puede contemplar desde la comodidad de los hogares.

A pesar que muchos pronosticaban que la radio iba a correr una suerte de “muerte” lenta con el surgimiento de tan poderoso medio de comunicación, con el tiempo la radiodifusión supo “aggiornarse” a los nuevos tiempos recuperando parte de su legendario prestigio.

Se entrevistó a Villagarcía, un fanático hincha de San Martín de Tucumán, quien desde muy joven estuvo ligado a los medios de comunicación de la provincia.

En década del 70 trabajó en el desaparecido diario “El Pueblo”, donde colaboraba con notas escritas por él de un modo picaresco y humorístico sin dejar de lado lo serio de la información que se publicaba. También trabajó en radios como LV 12, LV 7, El Clavillo de Concepción, entre otros. Además en los años 80 y 90, junto al reconocido periodista Luis Rey, tuvo una columna radial, muy esperada por los oyentes futboleros que se llamaba “El Partido después del Partido”.

En la actualidad es dueño de una FM y asimismo reparte su tiempo como locutor y actor de una obra de teatro que fue presentada hace dos semanas en Concepción, con una increíble aceptación del público, donde tuvo el papel protagónico interpretando a “La Nona”.

¿Qué significó el radioteatro para usted?

Hugo Villagarcía: “Significó mucho en mi vida, hace mas de 40 años no existía la televisión y nuestro entretenimiento por las tarde era escuchar la radionovela. Había muchas obras que ponían al aire en las radios AM, de la época como LV 7, LV12 o Splendid. Eran muy esperadas por la familia, por darte un ejemplo, yo iba por la tarde al colegio y hasta que no terminaba el capítulo que duraba unos 30 minutos aproximadamente no entraba a clase. Recuerdo que cuando me hice más grande solía ir a presenciar en vivo las obras, eran realmente geniales esos actores porque todo se hacía en vivo sólo algunos efectos sonoros eran grabados, lo demás lo hacían ellos, ellos los fabricaban y eran muy creativos”.

¿Cómo se lo ocurrió poner al aire la obra “La Difunta Correa”?

Hugo Villagarcía: “Hace tiempo que tenía la idea de difundir radioteatro en Concepción pero no podía conseguir una obra de la época que estuviere en condiciones, hasta que un día un amigo me consiguió un cassette que luego tuve que digitalizar para poder ponerlo al aire y así llego a mis manos “La Difunta Correa”. Es una obra que está dividida en 74 capítulos de unos 15 minutos aproximadamente y el actor principal de la historia era un mendocino llamado Fernando Vázquez, que tenía una voz impresionante y hacia del “Sargento Rancagua” el malo de la obra. También en algunos capítulos aparece Armando de Oliva unos de las más recordadas voces de la radionovela de la época, que participó en la obra más escuchada y recordada que fue “El León de Francia”.

¿Cuál es la repercusión que tiene hoy, en la audiencia?

Hugo Villagarcía: “Hay gente a la que les trae recuerdos de aquellos años, por ejemplo algunas frases que solía usar la gente y que las sacaban de las obras. Otros que recién la descubren y se enganchan. Quizás no es algo económicamente rentable, pero veo que es bueno hacer conocer a las nuevas generaciones de que manera nos entreteníamos en aquellos años, de una forma sana y que además invita a jugar con la imaginación. La radio es magia, fantasía, ilusión, y te da la posibilidad de imaginarte cada secuencia, el lugar, la cara de los personajes, del relator quien es el encargado de llevar el hilo de la historia, etc., es mágico”.

¿En qué horario se puede escuchar la radionovela?

Hugo Villagarcía: “De lunes a viernes de 14 a 14.30, ponemos dos capítulos por día. La radio se llama Victoria y está en 104.1 del dial. Los invito a que nos escuchen no se van a arrepentir.

¿Tiene previsto poner más obras al aire?

Hugo Villagarcía: “Mirá, yo no tengo problemas en continuar poniendo más obras, ocurre que no es fácil encontrar las radionovelas de esa época y muchos que te ofrecen quieren lucrar o bien son trabajos que son nuevos y no los conozco. Pero si alguien tiene y quiere enviarnos la grabación con todo gusto la vamos a poner.”La Difunta Correa” es una obra que dura más o menos dos meses, una vez que termine pondremos otra”.

¿Cómo se sostenía económicamente el radioteatro?

HV: “Las emisoras tenían sus publicidades, los actores ‘usaban’ el aire para mostrar su trabajo que luego era presentado en diferentes localidades del interior de la provincia. Era todo un acontecimiento, imagínate, que la gente podía ver a todos los actores de su novela favorita en vivo y en directo. Luego con el advenimiento de la televisión en la provincia a mediados de la década del 60, el radioteatro comenzó a declinar. Después entre los años 80 y 90 hubo un resurgimiento pero no tuvo la fuerza necesaria”.

¿Cuál es, su criterio, las obras que más le gustaba a gente?

HV: ”Había muchas, por ejemplo:”El León de Francia, “La Hormiga Negra, “Juan Moreira, “Nazareno Cruz y el Lobo”, todas eran increíbles, le gente esperaba las dos de la tarde para escucharlas y hasta que no terminaba nadie se movía del lado del receptor. Además existían algunas radios que ponían dos obras distintas en el mismo día, así que todos se enganchaban fundamentalmente la mujer. Había trabajos dirigidos al segmento femenino que hacían furor. Como ocurre hoy con las novelas que pasan por la televisión por la tarde, igual pero con la diferencia que no había imagen”.

¿Usted además de periodista, locutor y conductor, es actor?

HV: ”Así es, comencé muy joven en los medios de comunicación, en 1970 me viene a vivir a Concepción- soy oriundo de San Miguel- por razones laborales y me quedé. Trabajé en el diario “El Pueblo”, donde escribía crónicas policiales pero con cierta ironía y humor, que les gustaba a los lectores, sin dejar de lado lo serio de la información. También en diferentes radios hice, locución, colaboraciones especiales, fui comentarista de don Luis Rey en LV 12 y en los años 80 estuve trabajando en medios radiales de Buenos Aires donde aprendí mucho de la mano de un grande como fue Osvaldo Caffarelli, él me enseñó muchos secretos de esta profesión y además tuve la posibilidad de conocer a un gigante de la radiofonía Argentina como fue José María Muñoz”.

“La faceta actoral también forma parte de mi vida, me gusta mucho la comedia, es por ello que tuve la oportunidad de participar en el elenco de obras como, ‘El Conventillo de la Paloma’, ‘La Pulga en la Oreja’ y hace unos meses me llamaron para encarnar un personaje increíble en la obra ‘La Nona’, me tocó hacer de la vieja justamente. Y la verdad que fue un gran desafío para mí porque mi guión era en italiano, más allá que estudio ese idioma, en ciertas oportunidades debido a los años o los nervios me costaba retenerlo pero finalmente salió bien. Fue una experiencia única y tuvo una llegada inesperada en la gente. La pusimos en escena 6 veces en dos fines de semanas y a teatro lleno”. Por Rafael Medina