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Una propuesta diferente

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El grupo de jazz Pancho González Cuarteto se presentó en Casa Managua a sala llena para interpretar un repertorio de standards con arreglos propios: una bocanada de aire fresco en la escena local.

Puede parecer extraño, pero resulta difícil, dentro del ambiente del jazz tucumano, encontrar una banda que proponga arreglos propios. Un grupo que se salga del plan habitual: tocar los standards tal como aparecen escritos en “La Biblia de los jazzeros”, el Real Book (en cualquiera de sus tomos y ediciones).

Y no es que falten músicos virtuosos. O formaciones duraderas. Es que en general los músicos se abocan a practicar su instrumento, a aprender el lenguaje, a desarrollar un estilo; y cuando se juntan da la impresión de que lo hacen casi exclusivamente para reproducirse entre ellos, por decirlo de algún modo, aplaudiéndose mutuamente, y, sobre todo, para celebrar lo que han conseguido en sus largas y cotidianas sesiones de práctica frente al atril, con el metrónomo taladrándoles los oídos. No es poco. Pero a la larga quizá resulta insuficiente: tal vez ese pozo de autismo en el que parecía haber caído el jazz local sea la explicación de por qué el género perdió público durante los últimos años.

Pero, por suerte, no todo es onanismo y endogamia entre los jazzeros. En el ámbito del jazz moderno, Julio González Goytía, Rony López, Claudio Giraud, Juan Manuel Escalante y José Luis Arcuri son músicos que, en algún momento, han formado bandas con mayores ambiciones que la de disfrutar de sus habilidades, que han tocado para el púbico una música cuidada y no sólo para sus colegas o para ellos mismos. Lista a la que hay que sumar a los integrantes del Pancho González Cuarteto, comenzando por quien le presta su nombre al grupo, Francisco González, músico que cumple el doble rol de contrabajista (algo también bastante raro en el jazz tucumano) y arreglador de la banda.

El cuarteto –que se completa con las participaciones de Nicolás Tula (piano), Leonardo Vera (guitarra) y Juan José Quinteros (batería)– dio un recital a sala llena el domingo en Casa Managua, ocasión en la que interpretó temas de un repertorio algo trillado (los mismos temas que tocan muchas de las bandas tucumanas de jazz: Blue Monk, Stella by Starlight, All the Things You Are, Someday My Prince Will Come, etcétera), pero con arreglos propios en verdad originales y arriesgados, escritos y ensayado a la perfección, incluso en el blues más tocado de todos.

Con un sonido sólido, de walkings precisos y solos medidos pero melodiosos y llenos de swing por parte del contrabajista; con un desempeño impecable por parte de cada uno de los demás músicos que integran la banda, el Pancho González Cuarteto brilló especialmente en su versión de Naima, de John Coltrane, una suerte de cruza con Giant Steps (del mismo autor) y con la vaguala, en donde el grupo mostró una de sus intenciones: en palabras de Nicolás Tula, el joven pianista que en la noche del domingo ofició de vocero, “el jazz es ya una música del mundo; y lo que resta es la fusión con los diferentes folklores”.