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El fin de los pulmones verdes de la ciudad

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Desde Conciencia Ambiental Tucumán, vemos con preocupación y desagrado, la iniciativa tomada por el Concejo Deliberante de hacer de los pulmones verdes de los edificios cocheras.

Tucumán está creciendo en forma desmesurada en cuanto a edificios y por lo tanto a pobladores para que habiten esos lugares, da la impresión de que se trata de poner más gente en menos metros cuadrados.

Desde Conciencia Ambiental Tucumán, vemos con preocupación y desagrado, la iniciativa tomada por el Concejo Deliberante de hacer de los pulmones verdes de los edificios cocheras. Para el que no lo sepa, estos pulmones, especie de oasis en el desierto, son tan importantes.

Bien señala la norma de la OMS, sugiere 9 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, lo hace para ciudades normales, y este no es el caso ya que Tucumán cuenta con altos índices de contaminación. "Esta proporción se debiera extrapolar a 15 y 18 metros cuadrados por habitante porque somos una ciudad contaminada".

Ayudan a mejorar la calidad del aire, amortiguan la densidad del ruido, sirven de barrera a las partículas de polvo, humo y hollín. Absorben el dióxido de carbono y restituyen el oxígeno a la atmósfera; favorecen la regulación de la temperatura (sombra); eliminan o reducen olores desagradables; protegen la fauna urbana benéfica; contribuyen a la infiltración de agua y a la recarga de los mantos acuíferos; bloquean la radiación solar y mejoran la calidad del aire diminuyendo las enfermedades respiratorias

En los últimos años se ha observado una disminución considerable del bosque urbano, muchos de los árboles han desaparecido del paisaje de nuestra ciudad, trayendo consigo un deterioro del ambiente, que se ha manifestado en una reducción de la humedad atmosférica y un aumento de la temperatura y contaminación.

No existe una repoblación forestal y cada vez más la ciudad se va quedando sin árboles.

Ante esta realidad a la que nos enfrentamos, se debe poner un mayor énfasis en establecer programas de concientización dirigidos a los niños y jóvenes, ya que son el presente y futuro, enfocándose a que se constituyan en agentes multiplicadores de un nuevo rol social, que conciban a los espacios verdes como lo más importante para la supervivencia misma de nuestra especie y al árbol como nuestro compañero inseparable, como el individuo que nos conecta con la naturaleza en este mundo de concreto y acero, donde además de beneficiarnos con la producción de O2, equilibrar la temperatura, proporcionar sombra, reducir contaminantes y polvos, nos abastece del recurso con el que se construyó la cuna donde nos meció nuestra madre, el pupitre donde aprendimos nuestras primeras letras y hasta el ataúd que acompañó a nuestros ancestros de regreso a la madre tierra.

Los filtros biológicos, que son las áreas verdes, no aumentan con la misma rapidez que la mancha urbana, sino al contrario, se reducen, pues los pocos terrenos públicos que existen en el área conurbana, en lugar de dedicarse a espacios verdes o áreas deportivas, son comercializados por las propias autoridades o entregados en comodato para muy variados fines, lo que agrava aún más el problema de la contaminación.

El término es de lenguaje figurado: la zona con abundancia de plantas (de color verde en buena parte) fabrica mucho oxígeno, compuesto necesario para la vida de las personas (y de muchos otros seres vivos), metabolizado por sus pulmones, pero los organismos fotosintetizadores también fabrican indirectamente mucho CO2 que en definitiva se mantendrá en delicado balance con el O2.

Simple y sencillamente un despropósito total, esto raya la ignorancia supina, así lo diría un amigo mío…Esto es ir en contra de la salud de las personas, más dinero, menos árboles. Si los señores concejales supieran el valor de los espacios verdes, y lo mucho que los árboles ayudan a su supervivencia, y la de sus hijos, lo hubiesen pensado dos veces. Doy un ejemplo práctico, es como dormir en invierno con braceros y las puertas cerradas, todos conocen las consecuencias que esto acarrea. Pareciera que hay un concepto errado de progreso…No entiendo por qué se destruyen espacios verdes en nombre del progreso, así estamos.

No me gustan esas ciudades de puro cemento, de plazas concretas, de autopistas que no unen, de altos edificios que no dejan ver ni respirar.

Bajo esta iniciativa del supuesto progreso nos ahogaremos y dentro de poco tendremos que ir al centro provisto de barbijos.

Amigos concejales cuando nuestra Madre Tierra se manifiesta nos hace estremecer a todos por igual, la respetemos un poco.

Por Pedro Martínez, referente de la agrupación Conciencia Ambiental Tucumán.