Ibarra es el elegido por Mauricio Macri para revisar todos los contratos de la administración pública. Además de echar a cientos de empleados, fue el autor de uno de los decretos que mantiene congelados a los nombramientos en todos los ministerios, lo que generó un conflicto con los aliados radicales, sobre todo en el ministerio de Defensa.
Los miles de despidos que provocó Ibarra motivaron el primer paro que sufrió el nuevo gobierno, organizado por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que ayer marchó en el centro porteño.
Curiosamente, Ibarra le pidió un favor a Lombardi, que resistió en parte a la cacería de ñoquis lanzada por el ministro de Modernización y mantuvo a La Cámpora en Télam y la TV Pública, además de dejar en su puesto en el Centro Cultural Néstor Kirchner a Luis Vitullio, un hombre de Julio de Vido.
El caso de la mujer de Ibarra se suma al del ministro de Cultura, Pablo Avelluto, que nombró a su novia en su propio ministerio tras echar a 500 personas, al de Federico Sturzenegger, que consiguió que nombraran a su esposa en el Fondo de las Artes, y al de Gabriela Michetti, quien luego de decretar el despido de 2000 empleados del Senado ascendió a su prima. En tanto que el ministro de Turismo, Gustavo Santos, designó a su hijo.