La misma situación se repite los domingos en la feria de El Manantial (muchos de cuyos puesteros son los mismos que en Campo Norte) que se instala en la ruta 301, y en los barrios Echeverría e Independencia, entre otros.
Mes a mes el número de clientes “habitué” se agranda. Sucede que el constante aumento de precios y la caída del valor real del salario empujan a cada vez más asalariados a buscar alternativas para llegar a fin de mes, y las posibilidades que ofrecen este y muchos otros centros de venta informal, representan un alivio para el golpeado bolsillo de los tucumanos.
Puestos en perspectiva, en el mercado formal los precios aumentaron
en promedio entre el 25% y el 50%, mientras que los feriantes actualizaron el
valor de sus productos por debajo del 10%. Productos tales como el pan, que en
panaderías sufrió una suba del 25% llevando el valor del kilo a $28, se ofertan
en las ferias a $15 el kilo. Lo mismo ocurre con los cortes de carne roja, que aumentaron
alrededor del 45% en carnicerías, mientras que en Campo Norte sólo incrementó
en un 15%. Por su parte, la ropa e indumentaria deportiva y los juguetes casi
no sufrieron variaciones, mientras que en comercios habilitados ajustaron su valor en
un margen de 30 puntos.
“Estamos recibiendo muchas más gente que viene en busca de los buenos precios que tenemos. Nosotros colaboramos con la economía de los hogares y por eso la gente nos sigue eligiendo y cada vez vienen más”, comentó Augusto Jerez, presidente de la Asociación Civil de Feriantes de Tucumán (ACIFETUC), entidad a cargo de la organización de la feria de Campo Norte.
Pero no todo es alegría entre los feriantes, a pesar del aumento significativo de visitantes, las ventas disminuyeron a raíz de la pérdida del poder adquisitivo. “Si es verdad que viene más gente pero compran menos. El impacto de la inflación, el aumento de los servicios y la caída del valor de los sueldos hace que la gente tenga menos plata para gastar”, se lamenta Hugo, quien como lo hizo durante 16 años en Villa Luján, instala su carnicería itinerante ahora en Campo Norte.
Salir de la ilegalidad
El desalojo de los puesteros de la plaza de Villa Luján, en septiembre de 2015, exhibió una inquietante disyuntiva para las autoridades. De un lado están quienes exigen la erradicación de estos centros de venta de productos de dudosa procedencia, y del otro, quienes se rehúsan a abandonar está práctica –tradicional- ante la necesidad de trabajar y llevar el sustento a sus hogares.
Esta situación se puso en evidencia luego de que por orden de la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo que hizo lugar un amparo interpuesto por 20 vecinos contra la Municipalidad capitalina, se erradicara a los vendedores de la plaza de Villa Luján, para luego permitirles instalarse en Campo Norte. Esta contradicción dejó al descubierto la falta de capacidad de las autoridades para dar respuesta a las necesidades de cierto sector de la sociedad.
“Entendemos que las normas hay que cumplirlas y si nos piden que nos vayamos nos iremos. Pero nosotros no estamos aquí porque queremos sino porque no nos queda otra. El 30% de los feriantes tenemos estudio o somos recibidos de algún oficio pero nunca conseguimos trabajo. Vamos a apoyar la regularización de nuestra feria pero no nos pueden dejar en la calle”, comentó Carolina Alderete, de la ACIFETUC.
Los conflictos que surgieron por el cumplimiento de la medida judicial –feriantes realizaron múltiples protestas en la Municipalidad capitalina y en varias arterias de la ciudad-, derivó en un fluido diálogo con las autoridades municipales y provinciales, del cual surgió una iniciativa para la regularización de la actividad. El proyecto de ley que se baraja en la Legislatura atiende las necesidades de los vendedores pero los obliga a cumplir con una serie de normas de salubridad, impositivas, de seguridad, etc.
Una actividad que genera
Sólo en Campo Norte funcionan 225 puestos, de los cuales viven alrededor de 700 personas. Además de los puesteros, se da trabajo a los jóvenes de los barrios aledaños y mejora la economía de los comercios circundantes, puesto que cuando se instala la feria las ventas crecen considerablemente en la zona.
En este contexto, el 7 de julio se inaugurará la feria franca “La Dulce”, que funcionará en av. Aconquija 255. Allí se instalarán 66 puestos estables que darán trabajo a al menos 150 personas, entre vendedores y encargados de la limpieza. La atención será en horario corrido, de lunes a domingos de 9 a 22 horas.
La contrapartida: cifras negativas para las Pymes
Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la venta informal mueve unos $ 56.000 millones al año en el país. Tucumán está entre los diez distritos con más ferias de este índole, por debajo de Córdoba, Capital Federal y Buenos Aires.
Las estimaciones de la CAME apuntan que la variedad de puestos ilegales le quita al comercio formal alrededor del 45% de las ventas promedio en Capital Federal, cifra que en el interior puede alcanzar diez puntos porcentuales más.
Ante esto, hace 45 días se instrumentó una aplicación para realizar denuncias desde cualquier lugar del país, y en ese plazo se sumaron 1700 denuncias. En respuesta a la situación, desde la CAME se comenzó a orquestar una campaña para realizar en los colegios con el fin de crear conciencia sobre la magnitud del problema, y evitar así que la venta informal se convierta en parte de la cultura.