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Científicos de la larva come plástico advierten sobre la falta de fondos

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Se trata de los investigadores del Conicet que descubrieron dos larvas de abeja capaces de digerir silobolsas, que podrían ser utilizadas para combatir el grave problema de contaminación ambiental que afecta al mundo. Advierten que deben trabajar a pulmón por la falta de partidas estatales.

Un equipo de científicos tucumanos descubrió una oruga capaz de digerir plástico y transformarlo en alimento, un hallazgo que abrió todo un abanico de posibilidades para determinar si esa especie puede ayudar a reducir la contaminación ambiental. "En Tucumán encontramos que hay dos especies de polillas (mariposas nocturnas) cuyas larvas u orugas estaban comiendo silobolsas que es un plástico que utilizan los apicultores para cubrir las colmenas de abejas cuando hace frío", contó a Primera Fuente Carolina Monmany, investigadora del Instituto de Ecología Regional de la provincia que pertenece al Conicet y a la Universidad Nacional de Tucumán.

Monmany junto a sus colegas Agustina Malisia y Ricardo de Cristobal, y los investigadores del Instituto Miguel Lillo, Eduardo Martín y Alberto Galindo, llevan adelante una investigación sobre la contaminación plástica y la ecología para saber cómo interactúan los plásticos con el medio ambiente, distintas especies y los seres humanos.

"A partir de la identificación de estas orugas empezamos a investigar como hacían para comer y digerir plástico porque no es alimento para ninguna especie. Hemos descubierto que tienen una bacteria que les permite desintegran las silobolsas y utilizarla para producir energía", explicó Monmany.

La científica señaló que “las orugas no sólo no mueren, sino que llegan al estado adulto solamente con una alimentación a base de plástico e incluso algunas de ellas llegaron a poner huevos, es decir que la energía que adquieren del plástico la utilizan con fines reproductivos".

A partir de ahí, comenzaron a experimentar de qué forma se puede utilizar esta bacteria para erradicar el plástico de los basurales a cielo abierto, una problemática que causa preocupación en todo el planeta. “Estamos viendo si podemos producir una enzima o utilizar la misma bacteria para degradar el plástico de los basurales”, remarcó Monmany.

Sin embargo, consideró que la solución de fondo para combatir la contaminación ambiental pasa por el consumo responsable. “Lo que estamos investigando es una curita, pero el problema de fondo pasa por el consumo. Tenemos que tener un consumo responsable y dejar de utilizar  plástico de un solo uso”, sostuvo.

A pesar del entusiasmo que generó este descubrimiento, la científica detalló que están escasos de fondos para continuar con la investigación, producto de una política de ajuste que el Gobierno nacional viene aplicando en el área de ciencia y técnica. “Hace 3 años que lo venimos haciendo a pulmón. Al principio si teníamos fondos que nos enviaba la provincia y contábamos con algunos aportes de agencias nacionales. El problema es que el dinero demora mucho en llegar y cuando llega ya está totalmente devaluado”, contó.

Esta falta de partidas para el desarrollo científico, una tendencia que se instauró luego del cambio de gobierno en 2015, sumado a la grave crisis económica que atraviesa el país, complican el avance de las líneas de investigación que vienen tejiendo desde hace años. Asimismo, como la mayoría de los insumos que utilizan están dolarizados, la fuerte devaluación  de los últimos años impactó negativamente en el trabajo científico. “El avance de nuestros trabajos dependen del dinero con el que contemos”, remarcó Monmany. Así las cosas, este equipo de científicos necesitan de la reacción del Estado en materia presupuestaria para poder agilizar las tareas que vienen realizando en pos de mejorar el medio ambiente.