Esta primera etapa del trabajo comenzó el 31 de julio pasado y culminó el 8 de agosto. En total fueron 9 las personas que trabajaron y tuvo el apoyo del Ente de Cultura y la colaboración de la Comuna de León Rougés, en el Departamento Monteros
Florencia Borsella, de 29 años, es la arqueóloga oriunda de Concepción que encaró el proyecto como parte de su tesis doctoral. Además es profesora de la Universidad Nacional de Tucumán y becaria del Conicet.
“La idea surgió como parte de mi tesis doctoral, luego se sumó un gran equipo de profesionales y estudiantes de arqueología y nos pusimos manos a la obra. Este sitio fue estudiado la última vez hace 10 años aproximadamente. Aunque la vegetación y los depredadores han modificado el terreno todavía hay muchas cosas por descubrir sobre antigua ciudad de Ibatín (XVI-XVII)”, comentó a primerafuente, la investigadora.
Las ruinas de la primera fundación de lo que luego sería la ciudad de San Miguel de Tucumán, se encuentra a unos 7 km al oeste de la localidad de León Rougés. Sobre estas tierras, llena de historia, los arqueólogos armaron el campamento para realizar los estudios.
“Esta zona estuvo históricamente habitada por comunidades originarias de los pueblos diaguitas, lules y toconotés; pero rápidamente la fertilidad de sus tierras atrajo a criollos y mercaderes que desarrollaron una próspera producción agropecuaria. Hasta antes del trasladado a su actual emplazamiento, vivieron muchas personas y se constituyó en una ciudad que tenía dos iglesias y un cabildo, entre otros edificios de importancia”, detalló Borsella.
Durante el desarrollo de la campaña, la profesora, indicó que hallaron nuevos elementos arqueológicos que luego deben ser analizados en laboratorio para determinar su importancia. También, explicó que está haciendo un catálogo fotográfico de materiales hallados en el lugar.
“Estamos en la etapa de analizar en laboratorio los materiales encontrados, entre ellos retazos de papel. Pero además estoy trabajando en un catálogo de objetos que se encontraron en Ibatín y que la gente por uno u otro motivo tiene. Lo que hago es documentarlo de manera fotográfica porque ya forma parte de su identidad”, comentó.
En cuanto a los restos del antiguo poblado, la especialista, indicó que “esta campaña constó de una excavación de una unidad doméstica en la periferia de la ciudad, creemos que es la casa de un artesano. También se prospectó toda la selva para poder dar con las otras viviendas y la acequia que administraba agua a la ciudad”.
Respecto al nombre de Ibatín, y de acuerdo a estudios etimológicos, Florencia apuntó que es una palabra de origen tonocote, que “dependiendo diversos autores pertenece a la lengua cacan o tonocote, y significa chacra o sementera de maíz. La región ante de las llegada de los españoles y los incas, estaba poblada por lules, tonocotes y diaguitas. Y si nos remontamos a estudios de etimología y toponimia varios de los lugares que tenemos en el sur perecen al área dialéctica del kakan del sur, con la terminación gasta (que significa pueblo) como Chicligasta, Tinogasta, Aimogasta. Esta lengua es una lengua extinta, se perdió a causa de la conquista, pero quedaron algunas palabras por los escritos de algunos padres jesuitas como Alonso de Barzana y Sotelo de Narváez”, destacó.
Por último la becaria del Conicet, subrayó que sus objetivos con estas excavaciones son:” estudiar la funcionalidad de la ciudad de Ibatín según su estructuración urbana (plaza, iglesia, vivienda, obrajes, entre otros), tengo la esperanza de poder seguir trabajando en este maravilloso sitio arqueológico, en el que aún queda mucho por descubrir”, concluyó.