En este sentido, el abogado Pablo Gargiulo, en diálogo con Radio Prensa, consideró que “la acusación fiscal cuenta con una producción probatoria muy importante y eficiente, por lo que no hay duda de que los imputados fueron los responsables de la muerte de Fernando”. Es por ello, que estableció que es difícil que la postura de la defensa tenga éxito.

Además, sin ánimos de justificar lo sucedido, Gargiulo expresó “no me queda claro si había una intención con dolo de muerte, es decir, haber realizado la golpiza con intención de matarlo, o si tenían otra intención”. Por ello, consideró que es posible pensar “que los sujetos, en un primer momento, quisieron solamente darle una golpiza”. Y continuó “si no existió la intención de ocasionar la muerte (dolo directo), debería haberse representado la posibilidad de ese resultado y, aun así, representándose esa posibilidad continuaron golpeándolo, lo que se conoce como dolo eventual”.

Ante esto, explicó que de haber sido así, el dolo eventual “no es compatible con los agravantes de premeditación y alevosía”. En este sentido, afirmó que sería posible sostener una acusación por homicidio simple, “lo cual los pondría en una escala penal de ocho a veinticinco años”.

También, se refirió a la decisión de los imputados de contar con el mismo abogado, Hugo Tomei. “Pienso que tiene que ver con la estrategia de plantear que el homicidio sucedió en una ocasión de riña”, explicó. Asimismo, consideró que los rugbiers podrían hacer uso de sus últimas palabras como una muestra de arrepentimiento.

Por otro lado, el abogado manifestó que la condena social “se podría orientar a que no sea exclusivamente el castigo desmesurado de los responsables, sino también podría convertirse en una crítica social, como por ejemplo al mundo del rugby, que hace que quienes lo practican, lleven a cabo estos actos violentos”. Remarcó así, que la indignación de la sociedad debería orientarse más a cuestiones relacionadas a la prevención, y “no simplemente a pedir una pena lo más agravosa posible en contra de los responsables”, finalizó.

La prisión perpetua en Argentina

Pablo Gargiulo, explicó la discusión que se genera en nuestro país en cuanto a la duración de la prisión perpetua y estableció que “hay quienes sostienen que la duración en Argentina, actualmente, se extiende a cincuenta años, treinta y cinco años o treinta años". A su vez, opinó que “una pena de cincuenta años me parece inconstitucional porque es prácticamente de por vida, y esta no puede ser así porque hay convenciones internacionales que lo prohíben”.