En una reciente nota publicada por el diario La Gaceta, en ocasión de conmemorarse el aniversario de la desaparición de alumnos del Gymnasium, en la década de 1970, se reprodujeron declaraciones de un ex preso político que fue compañero de los desaparecidos Ricardo Somaini, Horacio Ponce y Gustavo Santillán.
El entrevistado, Carlos Gallardo, sostiene que los jóvenes mencionados no habían elegido la lucha armada, lo cual sería un agravante del accionar de los represores. Sin embargo, otro ex preso y ex compañero de las víctimas -Gustavo Herrera-, aclaró que en el caso de Somaini y Ponce, le consta que sí formaron parte de grupos revolucionarios armados.
"Ricardo Somaini tenía un local en la avenida Juan B. Justo, donde funcionó durante mucho tiempo la imprenta de Montoneros. Tengo absolutamente claro que su opción política era esa. Formó parte de un grupo del GET (Grupo Evolución Tucumán) que decidió sumarse a Montoneros después de las elecciones de 1973. Yo participé en Montoneros y conozco que Ricardo También lo hacía", remarcó Herrera.
Con respecto a Horacio Ponce, contó que militó junto con Herrera en el Bloque 4 de la Juventud Peronista, que abarcaba un amplio sector territorial de la capital tucumana. "Llegó un momento, a fines de 1974, en que Horacio se entrevistó conmigo. Militábamos en la UBR (Unidad Básica de Revolucionarios), que dependía de Montoneros. Me dijo: 'La verdad que no doy más'. Estaba de acuerdo con la lucha armada, pero creía que no era posible por el momento la revolución a que aspirábamos. Me devolvió una bolsa que contenía algunos documentos y desde ese momento se desvinculó políticamente de la agrupación", recordó Herrera.
También rememoró a otro ex compañero del Gymnasium, Ricardo Salinas, cuyos restos fueron encontrados hace poco en el Arsenal. "El participaba en el ERP y en el PRT, según testimonios de amigos y familiares de él", dijo.
Condenan la militancia política
En opinión de Herrera, la negación respecto de la militancia de las víctimas tiene que ver con la "teoría de los dos demonios" impulsada por Raúl Alfonsín y el radicalismo en la década de 1980, cuando plantea que iba a perseguir a dos demonios: el primero de los decretos era contra los que habíamos sostenido la lucha contra la dictadura. El otro, la persecución penal contra los genocidas. Es decir que se reconocía que existió el terrorismo de Estado, pero también que hubo otro terrorismo que lo provocó y que era la contracara necesaria, que de algún modo justificaba los "excesos". "Felizmente, gracias a la lucha de los organismos de Derechos Humanos y a la política de Néstor Kirchner, hoy esa teoría ya no tiene el consenso que tenía antes, a pesar de que todavía hay gente que la sustenta", señaló.
Por otra parte, dijo que el rechazo a la militancia política se manifiesta actualmente en circunstancias como la ocurrida en La Plata, cuando algunos medios repudiaron la participación de organizaciones kirchneristas -identificadas con remeras- en la ayuda a los inundados. "Se hace aparecer a los militantes como alguien que va a colaborar con un interés mezquino. Se tiende a creer que si uno hace política es porque tiene segundas intenciones", afirmó.
"Hay que decir con todas las letras que en la Argentina hubo una opción armada, que fue derrotada. Pero eso no quiere decir que sus objetivos de crear una sociedad más justa, más fraterna, no hayan sido genuinos. Su entrega fue total en pos de sus ideales", remarcó.