La suboficial Carabajal tiene 38 años, nació y creció en Los Sarmientos –cerca de la localidad de Aguilares y a unos 90 kilómetros de la ciudad de San Miguel– hasta los 19 años cuando decidió ingresar a la Armada.
De origen humilde y valores humanos primordiales, Mariela creció junto al río pero nada sabía del mar o de la Fuerza, hasta que uno de sus 6 hermanos llevó a su casa un folleto de la Armada. Convencida de su destino, sobrellevó la lejanía del hogar y su querida provincia e ingresó a la Armada en 1998.
Luego lo harían sus dos hermanos varones en los años consecutivos, uno mayor y otro menor que ella. “Lo decidí en función de elegir mi futuro y hacer algo de mi vida aunque era totalmente nuevo para mí”, destacó.
“En la Armada crecí personal y profesionalmente y doy lo mejor de mí para seguir en carrera y cumplir con el servicio. Aquí reforcé los buenos valores que me dieron en casa y es un orgullo para mí como para mi familia, vestir el uniforme y servir a la Patria”, dijo feliz de pertenecer a la Marina.
“La mejor anécdota de todas es la que vivo hoy y es estar en el mar. Nunca olvidaré mis primeras sensaciones de placer navegando. La vida a bordo es otra, en la ‘Robinson’ aprendí mucho sobre camaradería y convivencia”, contó Mariela en su segundo y último año de embarco en la corbeta.
Mariela vive al máximo este destino ya que es Furriel (Administrativa Naval) y los marinos que se desempeñan en esa especialidad embarcan poco tiempo en las unidades de superficie de la Armada porque su trabajo cotidiano, mayormente, transcurre en destinos en tierra. “Me apasionan los papeles, la computadora y todo lo que sea reglamentos; nunca había navegado porque mi trabajo es administrativo”, sostuvo.
La Suboficial Carabajal es voluntaria y operativa desde el 2007, año en que la Armada resolvió el embarco de mujeres como parte de la dotación de un buque y en diciembre del 2014 la destinaron a la corbeta ARA “Robinson”.
“Pasé de la oficina al mar y conocí otra vivencia y rutina de trabajo dentro de la Armada y es fantástico”, enfatizó la suboficial Carabajal. Como Maestra de Víveres de la corbeta se encarga de controlar y hacer los pedidos de mercadería en función de los menús diarios, así como aprovisionar la despensa con los víveres necesarios al momento de embarcar. “Encargada siempre de los documentos, ha sido una nueva experiencia y desafío pero como siempre digo, con pensamiento positivo todo se logra”.
Contó que a nivel personal la destinaron en el momento justo de su vida, “como mamá una resigna de su tiempo para poder atender a los chicos, Camila tiene 11 años y Marcos 9, y si hubieran sido más pequeños, no hubiera podido embarcar ahora. Fue importante contar con el apoyo de mi marido también; siempre nos ayudamos mutuamente”.
“En esta oportunidad, mi marido no sólo me respaldó sino que me alentó a embarcar para que pudiera conocer lo que es la vida de mar, él también está en la Armada, es maquinista y siempre navegó. Ahora se encuentra destinado en el Batallón de Seguridad en Puerto Belgrano ya que no podemos estar los dos embarcados al mismo tiempo”, expresó Mariela.
“Los chicos sufren la ausencia pero siempre hablamos con ellos: si el trabajo que a uno le gusta lo requiere, debe estar.
Creo que como seres humanos estamos obligados a seguir nuestros sueños y objetivos y poder cumplirlos”, acertó la marina tucumana. “Para uno también es un aprendizaje porque el mar nos hace fuertes al alejarnos de la familia.”
En este momento, la corbeta “Robinson” se encuentra en la República de Chile participando junto a buques y delegaciones navales de otras Armadas del mundo de la Exponaval 2016. “Estoy muy contenta de viajar a Chile, es la primera y quizás sea la única vez que salga del país en mi carrera naval”, dijo con emoción.
Decidida, tenaz, independiente, trabajadora y soñadora, Mariela sabe que con esfuerzo y dedicación, las metas que uno se fija se logran; y no duda en agradecer a sus padres que inculcaron los mejores valores en ella y nombrar a su familia, que la apoya incondicionalmente para ser lo que le gusta.
Tucumán en su corazón y pensamientos
Mariela ingresó a la Escuela de Suboficiales de la Armada, ubicada en Puerto Belgrano, al sur de la provincia de Buenos Aires y cuando regresó por primera vez a su Tucumán natal ya había pasado un año. Aún recuerda la emoción de su familia al verla con su uniforme: “Estaban todos emocionados y muy orgullosos de mi sacrificio; me esperaba hasta mi abuela en la terminal de ómnibus”.
“Los Sarmientos es un pueblo donde nos conocemos todos y todos se saludan; es muy afectivo, al ser pequeño y tranquilo. Además de mis padres, están mis tres hermanas, tíos y sobrinos”, contó Mariela Carabajal, quien no deja de visitarlos al menos una vez al año.
Cuando pisa tierra tucumana se relaja y disfruta salir de paseo en bicicleta con sus hermanas o jugar al vóley, su deporte favorito. Sus vecinos admiran sus logros y el progreso personal, la felicitan en la vereda y los mercados y ella siempre cuenta sobre su trabajo en la Armada. Mariela fue a la escuela Doctor Domingo García durante la primaria y egresó de la Escuela Agrotécnica.
Sus padres también han viajado a Punta Alta para visitarla, ciudad cercana a Puerto Belgrano. Un momento inolvidable fue el acto de entrega de espadas, en diciembre del año pasado. “Les dije que quería compartir la ceremonia con ellos y vinieron, fue una gran emoción y alegría; y recibir la espada fue una meta más, cumplida y añorada”, rescató.
La espada simboliza servicio y conocimiento, también capacidad de mando, ya que es entregada a los marinos suboficiales que ascienden de Cabo Principal a la jerarquía de Suboficial Segundo. “Lo que más me gusta de la Armada y la carrera es que siempre aprendés algo nuevo, conocés gente y lugares permanentemente; hasta que no lo vivís no podés conocer realmente lo que es la Armada Argentina”, destacó.
El próximo desafío para la Suboficial Segundo Mariela Carabajal será su puesto de trabajo en el área de Justicia en el Comando de Alistamiento y Adiestramiento de la Armada en Puerto Belgrano. “Viene otro desafío, donde sé que aprenderé mucho; y lo voy a cumplir con todas mis fuerzas”, concluyó la marina tucumana. (fuente: gacetamarinera.com.ar)