El relevamiento destaca un fuerte incremento en las importaciones, una baja en las ventas minoristas y una alta capacidad ociosa en las fábricas nacionales. Crece la preocupación por las ventas en la previa de Navidad.
Según las estadísticas presentadas por la entidad, entre enero y octubre las importaciones de juguetes alcanzaron los 17,5 millones de kilos, por un valor de USD 91,3 millones FOB: esto representa un aumento del 59,5% en valores y del 94% en volumen respecto al mismo período anterior.
Solo en el último año la cantidad de empresas importadoras pasó de 199 a 530, mientras que China concentra el 85,7% del valor y el 94,4% del volumen importado.
Al sumar juegos de mesa y artículos de aire libre, el volumen total asciende a 28,4 millones de kilos.
La CAIJ proyecta que 2025 será el año con mayor ingreso de productos de las últimas dos décadas, superando el pico de 2018. Por otro lado, alertan que hay sobreoferta de stock remanente de 2023 por las importaciones con dólar barato, lo que empuja los precios para abajo.
La industria del juguete en crisis
El presidente de la CAIJ, Matías Furió, informó que la capacidad ociosa es crítica: “La industria tiene 6 de cada 10 máquinas paradas sin producir”.
La entidad señala asimetrías estructurales frente a la competencia asiática (costos laborales y energéticos) y denuncia márgenes negativos en comercios debido al aumento de tarifas.
A la coyuntura económica, le suman factores demográficos: la caída en la natalidad y el desplazamiento del juego físico por el uso de pantallas, cada vez a más temprana edad, reducen la demanda potencial.
El ticket promedio durante esta temporada es de $35.000. En comercios de barrio es de $22.000 y grandes cadenas aumenta a $49.000, aunque el 90% de su oferta es importada.
Además, el documento alerta que el 85% de las transacciones se realiza con tarjeta de crédito, en un contexto récord de morosidad de préstamos y tarjetas de crédito y tasas altas que vuelven usurarias las refinanciaciones.
El informe cita casos de jugueterías que bajaron sus persianas para siempre o que están cerca de hacerlo producto de la crisis. Un caso es el de Lilián en Trelew, Chubut. “Pasan tres días y no abrimos la caja”, se lamenta la dueña./pagina12.com.ar
